sábado, octubre 31, 2009

dia de perros


La lluvia pica. Nerviosos transeúntes le huyen y corren y se apretujan e insultan húmedos. Un conductor frena de golpe justo frente a un taxista justo en frente de mí, en Av. Rivadavia al 6.500. Baja patinando en sus hojotas y grita desaforado y neblinoso: “ No ves que me rompiste el espejito!!!” “Ponelo de nuevo contesta el otro sentado desde el tacho” Y así pasan unos minutos hasta que el ofuscado se va perdido en la coherencia de su contrincante ocasional. Porque los lesos creen en su única razón individual, y ahí no hay religión que les valga. Llega el 55, subo y veo a todos con las caras lloradas. Y pienso en la mística de estos días y veo la lluvia recia rebotando en las veredas y vuelvo a pensar:…adonde cagan los perros de los tristes cuando llueve tanto? No se, tal vez en sus cerebros.

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