martes, octubre 27, 2009

del trabajo a la casa en general


Se subió a las dos ruedas y transitó hasta el laburo, allí encontró a los mequetrefes convencidos de su importancia de hacedores del movimiento de la rueda. El trabajo. Se preguntó, quién los convenció de que tamaña ignominia los vuelve importantes? Son los tercos del camino. Compartió con ellos esa parte de la tarde y no tardó en darse cuenta que era un viernes al pedo. De esos que nos muestran que la oficina no es más que un dibujo mentiroso que nos sirve para recibir la paga, esa que le permite estar a las 2 de la mañana degustando un ron con coca y desde la notebook vociferar un poco.A las 8 en punto bajó, subió a las dos ruedas y sintió cómo el asfalto pasó por debajo de si hasta su casa. Allí los besos de su amorcito le hicieron sentir vivo. Sobre todo cuando pudo acariciarle los pechos, besar el ángulo que forman sus cachetes justo antes de empezar las piernas y meter la mano en el triangulito. Pensó que tal vez la ciudad no esté tan muerta como dicen.

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