sábado, junio 30, 2007

Compañeros de T.V.





Por: Anonimo Jester


Los ventiladores viejos apenas podían con el calor que despegaba el asfalto y entraba invadiendo todo el salón. El televisor hacía de guía por la realidad virtual, conduciendo docenas de ojos y orejas que lo seguían en un trance hipnótico.
Las mesas del bar llenas de migas, envueltas por un papel que oficiaba de mantel, eran testigos secundarios de aquellas mandíbulas que, automatizadas, trituraban un bife de chorizo jugoso y unas papas fritas bien gordas. Los comentarios sobre lo que sucedía dentro del televisor se hacían a boca llena, o media llena si el vino y la soda habían despejado el camino para facilitar el paso de las palabras. Los ruidos provocados por los platos al chocar entre sí, más los que hacían los sacacorchos contra las bandejas de los mozos, más los que producían los parroquianos, obligaban a los escuchas a fruncir el ceño y a apuntar con el oído hacia el parlante del televisor, creando un sutil cono que les permitiese entender qué relataba el periodista sobre aquellas imágenes sangrientas que reposaban en la pantalla. Efectivamente el titular con letras blancas muy grandes delante de la escena, aseguraba que un tren había arrollado, en el paso nivel de Villa Bosh, a un colectivo lleno de gente. Gente que las cámaras se encargaban de mostrar, cual rompecabezas, por partes mutiladas; sin ahorrar detalles para aquellos televidentes que transpiraban y almorzaban naturalmente.
La imagen de los tres, en una de las mesas del barcantina, llamaba la atención. Sutilmente se despegaba de la realidad como un sobrerelieve.
Paulina con movimientos histéricos, torpes, gesticulaba señalando la pantalla con el tenedor en el que tenía ensartado un raviol con tuco y decía en un tono que, por lo elevado, me ponía nervioso:
-La culpa la tiene el colectivero... es un hijo de puta –vociferaba -, no se da cuenta que atrás lleva gente...chicos, viejos. Yo si hubiese estado ahí y veo que va a cruzar con las barreras bajas le digo de todo, le rompo la cara.
Felipe movía la cabeza asintiendo con la boca llena de pan. En cambio yo, perturbado por el gesto de Paulina que con el tenedor y el raviol amenazaba mancharme la impecable camisa del traje, le contesté:
- No loca, el tipo no va a ser tan boludo de arriesgar también su vida, o crees que él pensaba que el tren iba a pisar solamente a los de atrás.
- Mirá, yo creo que a estos ya nos les importa nada... están de la cabeza, ven un tachero y lo quieren partir por la mitad vaya o no vaya con pasajero. Nunca entendí ese odio que tienen por la gente. Igual que el tipo ese que, cuando lo fue a buscar la cana, tomó a su propia familia de rehén, a vos te parece? Agarró por el cuello a su hermano y le puso una pistola en la cabeza! - dijo Paulina sacándose de la cara un mechón de pelo lacio y negro que corría como un rayón de tinta por su mejilla -
Como respuesta levanté las cejas en señal de estar un poco de acuerdo. Felipe seguía masticando con los ojos fijos en el televisor. A él le gustaba la telebasura porque le permitía entablar diversas conversaciones con sus compañeros de trabajo. El color de pelo de Andrea, las tetas de Moria, el culo de Graciela, las arrugas de Mirta, los rollos de Susana, las piñas en lo de Mauro, el caño en lo de Marcelo, las parejas en lo de Lía, y las reconciliaciones en lo de Mariano, cualquiera de estos temas podían comenzar una ronda en la que participaban hasta los que no estaban de acuerdo y opinaban que no podían creer lo que veían, pero no dejaban de verlo.
- Este canal es impresionante -dijo Felipe que no paraba de mover rítmicamente una pierna- se lo podrá tildar de sangriento pero si querés enterarte al toque de lo que pasó es el único que te lo puede mostrar. Siempre tiene la primicia!
- Y eso que tiene que ver -intervine caliente- acaso la primicia hace a la noticia más importante, o mejor que el segundo o el tercer medio que la cubra? No seas boludo! Cual es la ventaja de que lleguen primero? Si encuentran un muerto va a ser lo mismo para el primero que llegue como para el último.
- No, no tiene nada que ver -saltó Paulina- este canal te muestra justo cuando le están saltando los sesos y eso marca una diferencia, no es lo mismo que llegar cuando el fiambre está frío.
- Y cual es la diferencia ? -pregunté, más caliente mirándola fijo a los ojos-
- La acción...esa es la diferencia.
Contestó Paulina, que rápidamente sintetizó la idea. Y cuando iba a explicar por qué creía que esa era la respuesta, Felipe intervino en la conversación y sin dejar de mirar el televisor dijo:
- Te jodió, loco te jodió...querías una buena respuesta ahí la tenés: la acción, he aquí la diferencia. -canchereó-
Felipe en realidad no entendía bien por qué la acción marcaba la diferencia en una noticia, ya que no era hombre de andar haciendo esos análisis. Lo que sí pudo captar, a pesar del televisor, fue que el “analista”, que nunca se queda sin respuesta, había quedado mudo.
Paulina con intenciones de desaznar a Felipe y de joderme siguió adelante:
- Mientras se muestre la acción más cercana a la noticia, al hecho en sí mismo, más realismo va a tener, le va a dar veracidad a lo que mostrás. Por ejemplo: -dijo Paulina reforzando su teoría- si vos llegás a un lugar en donde un tipo se voló la cabeza y el tipo está tirado en el medio de un charco de sangre con el revolver en la mano con el dedo en el gatillo: es una noticia impactante; ahora, si vos llegás y filmás el momento preciso en el que el tipo está jalando el gatillo y desparrama sus sesos en la pared... tiene la altura de una primicia. Es el paso de la vida a la muerte, es captar el momento en que se desata el nudo que une estos opuestos.
- Es un notición...dijo en tono de broma Felipe y agregó señalando el televisor: estos te lo pasan todo el día!
Escuché atentamente la respuesta y el ejemplo de Paulina y, aunque aparenté no hacerme cargo de la gastada de Felipe, esa verdad que busqué a través de los ojos de Paulina llegó y me dio en medio del orgullo. Había subestimado a mi contrincante en el debate. Dolido opté por darle una vuelta mas a la tuerca:
- Vos cometés un error –aseveré ubicándola elipticamente en el plano del equívoco para embarrarle la cancha– separás la acción del hecho y luego de la noticia, cuando en realidad o mejor dicho en la realidad ocurren las tres cosas en forma sincrónica: las tres a la vez y en un mismo espacio y tiempo: el hecho tiene acción y es noticia. La noticia es la muerte, y eso es lo que impacta, no el momento en que ocurre ni la forma. Ahora, si vos me preguntas porqué la muerte es lo que más vende, es una respuesta que no logro encontrar.
Paulina para sus adentros se preguntaba: ¿la forma de matarse tiene menos peso en una noticia que la propia muerte ?. Había logrado mi cometido: confundirla.
Mientras, el televisor mostraba en cámara lenta cómo un hincha de fútbol en un estadio de Chile, con el rostro y el cuerpo ensangrentado intentaba clavarle una navaja a otro que había caído de rodillas. El noticiero, por si alguien se lo había perdido, volvía las imágenes hacia atrás y las repetía una y otra vez.
Felipe llamó al mozo y le pidió más pan para mojar en el juguito que dejó en su plato el bife de chorizo. Paulina miraba el televisor absorta, en su mente ya no cabía lugar para la duda ni para alguna otra cosa que no fuesen las imágenes. Encendí un cigarrillo con la mirada puesta en una chica que estaba esperando un colectivo en la parada, achiné los ojos por el humo y pensé: que buena que está.

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